Si de la vista nace el amor, en un restaurante, de la vista nacen las ganas de comer allí, de pasar tiempo ahí, de volver otro día, o con otra compañía, o de disfrutar un evento particular en él, etc. No será el único factor, pero sí de los primeros, de los que saltan a la vista incluso antes de recibir el servicio.
Un interior descuidado no atraerá a nadie, por el contrario, puede contribuir al fracaso de un restaurante. Así es que el diseño en este tipo de establecimientos, no puede ser solo una palomita más en el checklist, debe tomarse muy en serio.
El diseño interior en restaurantes, una disciplina que se cuece a parte
Diseñar el interior de un restaurante no solo exige un resultado funcional, sino que también debe abarcar aspectos propios del mundo de la hostelería y el marketing, para lograr que el lugar genere emociones positivas en los clientes.
Eso comienza por entender el tipo de negocio que estamos desarrollando, el entorno particular del restaurante; conocer bien a la competencia, para poder distinguirnos de ella, y también al tipo de clientela que estamos buscando, para poder satisfacer sus necesidades.
Por supuesto, hace falta también considerar el tipo de comida que se sirve. De hecho, en el diseño de restaurantes debe buscarse captar la esencia de la cocina y reflejar su personalidad a través de los materiales y colores utilizados.
Además de esa selección primordial (materiales y colores), también implica la distribución de la sala, los muebles, la selección de elementos decorativos, de iluminación, y cualquier aspecto de resultado sensorial para el comensal, lo que es también llamado marketing sensorial, pues de hecho, un buen diseño es un instrumento de marketing más, capaz de influir directamente en las ventas y por tanto, en los resultados financieros del negocio.
Bonito… y funcional
Por supuesto que el diseño en un restaurante debe ser estético. Pero no basta. Esa belleza debe también aportar funcionalidad, o no está contribuyendo óptimamente. Encontrar ese balance es primordial.
La funcionalidad comienza en la elección del layout de la cocina, que es importantísima para la forma de operar del día a día. El diseño debe optimizar las tareas, volverlas lo más cómodas posible, reducir los desplazamientos y distancias donde se requiera, mostrar y ocultar zonas según se requiera, facilitar la visualización de elementos comunes, etc.
Eso incluye también la iluminación, atinar cuando es de foco, o de ambiente, o indirecta, por ejemplo, porque en un restaurante la luz debe ser la justa, ni mucha ni poca, la justa para evitar sombras molestas, deslumbramientos, zonas en penumbra, etc.
En cuanto a los clientes, por ejemplo, una distribución de espacios funcional implica considerar las posibles vistas desde sus espacios, el tamaño de la mesa, la proximidad de las puertas, la cocina, el baño, etc., así como garantizar cierta intimidad a las mesas, uno de los atributos más valorados por los clientes, y de hecho, uno de los que más toman en cuenta al elegir una mesa para comer.
La acústica y el clima: las cerezas
No se puede asegurar un ambiente agradable sin control del sonido. Y no se trata solo de elegir la música correcta, sino también de controlar el ruido y de conocer y cuidar la reverberación del local (que puede llegar a ser una sensación muy molesta), y modularla con los materiales adecuados (maderas, telas y acabados absorbentes .
Y finalmente, como el diseño debe procurar la confortabilidad, también debe ocuparse de que la calidad del aire sea la ideal, no solo garantizando una temperatura agradable, sino asegurándose de que el aire sea constantemente renovado, y esté limpio, evitando los malos olores.
De ahí que dentro del marketing sensorial, exista concretamente el marketing olfativo, cuya importancia se basa en estudios que señalan que el ser humano recuerda el 35% de lo que huele y solo el 5% de lo que ve .
Todos estos factores juntos, al generar las emociones y sensaciones buscadas con la estrategia de marketing del negocio, contribuyen a convertir visitantes en clientes frecuentes.
En resumen, el diseño es la base sobre la que se posan la operación y el ambiente del restaurante, de modo que es tan importante que sea bonito como funcional. Finalmente, un buen diseño será la herramienta más visible para agregar valor a tu concepto gastronómico.
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