Si ya elegiste al sector restaurantero para iniciar un negocio, probablemente esta sea una de las primeras preguntas que te harás: ¿debo empezar de cero o me conviene adquirir un negocio que ya existe?
El escenario en cualquiera de los dos casos cambiará rotundamente tus siguientes pasos y la operación en general de tu negocio, y ya de por sí, los negocios de este ramo implican un riesgo, así que no es una pregunta ociosa. Y por supuesto, cada uno tiene sus ventajas y desventajas.
Antes de ello, considerar tus objetivos de negocio a corto y largo plazo, ayudará a encaminar tu decisión. Si aún resulta una decisión difícil, aquí te presentamos algunas consideraciones importantes.
Arrancar un restaurante de la nada, debes saber, es una faena titánica.
Sin embargo, es la elección correcta cuando lo que deseas en realidad es presentar tu propia oferta gastronómica, tu propio concepto, tu propio sello. Y esa es, sin duda, la principal ventaja de construir tu propio negocio desde los cimientos: la libertad absoluta para elegir lo que quieres ofrecer a tu público. Y, de hecho, definiendo ese aspecto, estarás en gran medida definiendo también al público que quieres atraer.
Empero, también será mucho más laborioso. Comenzando por obtener todos los permisos y licencias necesarias según las leyes nacionales y locales, que puede llegar a ser por sí sola una tarea de meses. De hecho, para ese punto, te conviene obtener asesoría legal.
Luego, la lista de factores a resolver aún es bastante larga: la ubicación, el local, su mobiliario, su decoración y ambientación, el layout de la cocina, el equipo de cocina, la plantilla de colaboradores, el gerente, el menú, y claro, también deberás encontrar la manera de atraer clientes.
Este último punto, de hecho, puede llegar a desanimar a muchos, cuando luego de todo el esfuerzo realizado para que todo esté perfecto, lo principal no llega: los comensales. Un buen plan de marketing es indispensable.
Otra dificultad común es la descapitalización en los primeros meses de operación debido a gastos inesperados o bajas ventas iniciales. De cualquier modo, debes trazar un plan.
Por el contrario, si adquieres un negocio del ramo ya existente, te ahorrarás tiempo dinero y esfuerzo en trámites y pasos previos.
Además, ya habrá una base de clientes, pequeña o grande, de la cual una parte regresará al lugar, y esto, aunado a que podrás comenzar a operar muy pronto, te permitirá contar con flujo de efectivo inmediato, lo que ayudará mucho a la supervivencia del negocio.
Sin embargo, también deberás lidiar con la reputación actual del negocio, y el nivel de satisfacción de la base de clientes con la que cuenta, así como con las desventajas naturales que tenga la ubicación.
Considera también que la infraestructura del local y los equipos ya tendrán algún grado de desgaste sobre el cual comenzarás el nuevo uso.
Son, sin embargo, riesgos que podrían ser menores en comparación con la enorme pérdida de dinero y esfuerzo que significaría fracasar con un negocio nuevo.
Si te decides por esta opción, te conviene incluir en el contrato un detallado inventario de lo que recibirás, así como una cláusula de no competencia, por si el anterior propietario tiene planes futuros que pongan en peligro o compitan con lo que te está cediendo. Contratar a un abogado para esto es la mejor opción para evitar riesgos.
En cualquiera de los dos casos, puedes esperar que habrá muchos obstáculos para alcanzar el éxito y la rentabilidad, así que de cualquier manera habrá que sortearlos, muchas veces cambiar la ruta, intentar de nuevo y así sucesivamente.
Nuestra industria es así, a menudo el éxito se alcanza sumando intentos. Pero una vez que lo consigues, cada intento fallido aportó lo suyo y te llevó hasta allí. Así que: ¡recuerda persistir!