Ha sido un largo camino preparándolo todo con meses de antelación, pero por fin tú y tu equipo están listos para abrir un nuevo restaurante. ¡Qué emoción! Ahora: ¿cómo transmitir ese entusiasmo? ¿Cómo decir “hola, ya llegamos al vecindario”? ¿Algo íntimo o una gran fiesta por todo lo alto? ¿Qué bombos y platillos hacer sonar para abrir?
No es un tema menor, por eso con este artículo vamos a ayudarte a analizarlo y decidir lo mejor para tu negocio.
Hay principalmente dos tipos de eventos de apertura que puedes realizar: el soft opening, soft launch, o apertura suave y el grand opening o gran apertura, o bien, apertura oficial. Y, de hecho, lo más eficaz es realizar los dos, en ese orden, para lograr distintos objetivos. Veamos por qué.
El primero, el lanzamiento suave, es el que se hace para un público limitado y como una especie de prueba. Pueden variar un poco de un restaurante a otro: para algunos se trata solamente de abrir en “bajo perfil”, sin publicidad ni fanfarrias; para otros, es específicamente un evento del tipo “Amigos y Familia”, o un evento de caridad, o una presentación para periodistas y críticos locales, etc.
La principal razón para hacerlo es que permite un acercamiento a cuál será la aceptación de nuestra oferta en el mercado, antes de la inauguración.
Esto puede servir al negocio para afinar detalles, resolver problemas de logística que no hubieran sido detectados, fallas en la capacitación del personal, realizar últimos ajustes al menú, o incluso para darse cuenta de que se requerirá un esfuerzo de marketing más grande del que se planteó inicialmente. En suma, estarás mejor preparado para el gran día de la apertura oficial.
Y si no puedes realizarla por alguna razón, busca otra opción para que el personal pueda realizar una práctica antes del gran día, por ejemplo, que la mitad de los empleados sirvan al resto.
Ese día no te preocupes por la decoración o los detalles elegantes, concéntrate en la comida y el servicio, y en preguntar a tus invitados qué les gustó y lo que creen que podría mejorarse.
Sin embargo, si haces esta apertura, conviene hacer la oficial también, pues si solo haces un lanzamiento suave puedes dar la idea de que todo el proyecto está “a prueba”.
Del otro lado, está el gran lanzamiento, que es realidad, más que una fiesta: es una de las más importantes estrategias de marketing para tu arranque, que puede aportar, desde temprano, un pilar para el éxito del negocio.
Para él debes considerar con cuidado la fecha y horario, y el tipo de evento que ofrecerás, con dos objetivos principales en mente: distinguirse de la competencia y atraer a una gran multitud.
Una buena idea para ese día es ofrecer alguna promoción o cortesías, porque ya sabes,la gente ama las cosas gratis. Puede ser una bebida, un entremés, o un regalo.
Otra cosa que puede ayudarte es invitar al evento influencers de redes sociales locales y regionales, pues recuerda que si los conquistas, sus publicaciones pueden llegar a cientos de clientes potenciales. También puedes personalidades como políticos locales, directores de escuelas locales, el jefe de policía y el jefe de bomberos, etc., que suelen tener influencia a nivel local. Finalmente, si tu cocina es particular, puedes invitar a grupos que estén alineados con esa cocina.
Participar en eventos comunitarios antes del evento también será muy útil para comenzar a darte a conocer y hará que el negocio comience su relación con la comunidad con el pie derecho.
Sin embargo, si solo haces un gran lanzamiento también se corre un riesgo: el de empezar con una gran carga en la operación que pueda resultar un desastre en el primer día. Eso tendría a su vez las negativas consecuencias de primeros clientes insatisfechos en la inauguración, que además hablarán mal de tu restaurante, algo pésimo para su arranque.
Así que, como decíamos al principio, lo mejor es programar las dos, con 3 o 4 semanas de diferencia.
¿Más de una? ¡Por qué no?
La verdad es que los restaurantes no tienen por qué limitarse a tener una sola apertura. ¡Pueden tener todas las que quieran y requieran! Puedes programarlas como eventos especiales y usarlas como impulsores en tu calendario comercial.
Ya sabes de qué se tratan las aperturas. Ahora sí, cuéntales a todos: “¡Ya abrimos!”
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